Una propuesta que surge en un entorno de muestras tradicionales, cual erupción de color de una amapola entre un trigal. Un conjunto que responde a una doble función; por una parte, una clínica; por otra, una vivienda vinculada a la unidad familiar-gestión. Una doble cara, al modo que lo haría el Jano romano, conforma un exterior aislado, sin preminencia por ninguna de sus fachadas, pero dotando, a cada una, de una plasticidad evidente, llenas de referencias materiales, huecos acristalados mimetizados y espacios ajardinados que nos invitan a acceder al uso pretendido. La privacidad se manifiesta en la inclusión de jardines y piscina en el interior de la parcela, lejos del bullicioso vial y la ajetreada vida de la clínica. El interior, regido por un patio central a modo de atrio romano, conecta los dos usos haciéndolos unitarios y una escalera pretendidamente actual, suspendida entre las dos plantas que conecta.